Fort es una persona que vive de la plata de su abuelo, que lo único que hizo fue nacer en una familia millonaria y lo único que sabe hacer es gastarla. No invertirla, gastarla. Mientras sus hermanos trabajan para que la empresa siga creciendo, él gasta millones de dólares al año. Guevara era una persona que siempre luchó contra el capitalismo y que encontró su lugar en el mundo en Cuba, un país que él, junto con otras personas, liberó de las garras del imperialismo yanki.
Fort seguro es feliz viviendo en barrios privados, con lujos, con facilidades, nada que necesite de esfuerzo. Ni siquiera físico, ya que su cuerpo está lleno de operaciones y agregados extra, todo artificial. Seguro nadie le inculcó nunca el valor de conseguir cosas mediante un sacrificio. Distinto al Che, una persona que proveniente de una familia de buen pasar económico y que tuvo la oportunidad de ser médico, igualmente viajó por Latinoamérica y fue asesinado en Bolivia, transformándose en una leyenda que luchó contra el poder y la represión de los dictadores, siempre a favor de los pobres.
Pedir que el grueso de la gente piense de esta forma y no contribuya a barbaridades como esta mirando el programa de Tinelli es mucho, si bien como periodista mi sueño sería colaborar a que eso pase. La gente después se queja de cuando a un futbolista lo venden en cifras exhorbitantes o cuando se entera del dinero que cobra un músico internacional por venir al país. Es la misma gente que mira estos programa y ayuda a que personajes como Ricardo Fort sigan teniendo cada vez más plata y, sobre todo, le falten el respeto al pueblo disfrazándose como Ernesto Guevara.
Hablando de sueños, está el Musical, Bailando, Patinando, todo por un sueño. ¿El sueño de quién? El sueño de Fort, de hacerse famoso, de Tinelli, de seguir sumando rating y ganándole a la competencia. Si Ricardo Fort quisiera ayudar a una fundación sin fines de lucro sólo necesita comprarse un par de zapatos menos por año. No creo que el sueño de los pobres sea que un multimillonario les regale un vuelto para que puedan comer un mes, seguramente ellos todavía guardan dentro de sí algo de orgullo y a pesar de su situación no gustan de las limosnas del primer muñeco que quiere fama a costa de ellos.
Orgullo, como el que tuvieron los guerrilleros cubanos, como Fidel y Raúl Castro, o Camilo Cienfuegos, cuando lucharon junto a la ayuda del Che para liberar su país. Orgullosos ellos de contar con su ayuda y con su vida, pero no con su plata. Porque la plata no es todo.
Matías Fabrizio
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