
Boca inició el campeonato de la mano de Julio César Falcioni con Juan Román Riquelme, Walter Erviti y todas las expectativas. Fue una categórica derrota 4-1 frente a Godoy Cruz. Luego el equipo se sumergió en un mar de dudas acerca de la ausencia de JRR, los gustos de Falcioni, la compatibilidad de ciertos jugadores, etc. Además, múltiples errores de jugadores y DT, llevaron a Boca a los últimos puestos. Con el 10 en el equipo nuevamente, llegaron nuevas victorias y momentos de buen fútbol, casi exclusivamente gracias a su pegada y a que su espalda le sobra para agarrar la manija.
Sin embargo Riquelme volvió a lesionarse, esta vez en el abdomen. ¿Un abonado a las lesiones poco comunes? Boca, entonces, visitó al Huracán de Roberto Pompei con el esquema que más le gusta al entrenador, pero que no había dado ningún resultado. Dos volantes por afuera y dos de contención/salida, más la libertad de Mouche para jugar por todo el frente de ataque y la incógnita de Palermo, sin suerte pero también sin nivel. En el desarrollo y en el marcador, el Xeneize fue superior a su rival como nunca en este torneo. Un claro 3-0.
Hubo triangulaciones por los costados, Chávez y Colazo tuvieron un partido muy bueno en este sector de la cancha. Somoza y Erviti distribuyeron con libertad y espacios. Boca tuvo circulación, fluidez y profundidad. No acusó el equipo la falta de un conductor nato como Riquelme, ya que todos dieron un plus y se preocuparon por una buena calidad de pases y desmarques.

Mouche tuvo una tarde-noche con imprecisiones, pero al menos siempre llegó al fondo y explotó los espacios. Palermo, al margen de su tan esperado gol, fue nuevamente aquel 9 en el cual se transformó en los últimos años: la perfección del centro delantero experimentado, que se tira atrás y juega, que toca de primera, que asiste y que baja todas de cabeza.
Aparentemente Riquelme llegaría con suerte al clásico frente a Independiente pero siempre con las miras puestas en el partido frente a River dentro de un par de fechas. Ante su posible ausencia y, viendo la gran producción del fin de semana, el esquema sin el 10 sería el mismo en estos dos duelos.
Ya está latente otra vez la discusión de si juega o no el 10. Ahora, ¿esto es Boca? Al menos, fue el Boca que quiere Falcioni, eso ya da tranquilidad para todos.
Sin embargo Riquelme volvió a lesionarse, esta vez en el abdomen. ¿Un abonado a las lesiones poco comunes? Boca, entonces, visitó al Huracán de Roberto Pompei con el esquema que más le gusta al entrenador, pero que no había dado ningún resultado. Dos volantes por afuera y dos de contención/salida, más la libertad de Mouche para jugar por todo el frente de ataque y la incógnita de Palermo, sin suerte pero también sin nivel. En el desarrollo y en el marcador, el Xeneize fue superior a su rival como nunca en este torneo. Un claro 3-0.
Hubo triangulaciones por los costados, Chávez y Colazo tuvieron un partido muy bueno en este sector de la cancha. Somoza y Erviti distribuyeron con libertad y espacios. Boca tuvo circulación, fluidez y profundidad. No acusó el equipo la falta de un conductor nato como Riquelme, ya que todos dieron un plus y se preocuparon por una buena calidad de pases y desmarques.

Mouche tuvo una tarde-noche con imprecisiones, pero al menos siempre llegó al fondo y explotó los espacios. Palermo, al margen de su tan esperado gol, fue nuevamente aquel 9 en el cual se transformó en los últimos años: la perfección del centro delantero experimentado, que se tira atrás y juega, que toca de primera, que asiste y que baja todas de cabeza.
Aparentemente Riquelme llegaría con suerte al clásico frente a Independiente pero siempre con las miras puestas en el partido frente a River dentro de un par de fechas. Ante su posible ausencia y, viendo la gran producción del fin de semana, el esquema sin el 10 sería el mismo en estos dos duelos.
Ya está latente otra vez la discusión de si juega o no el 10. Ahora, ¿esto es Boca? Al menos, fue el Boca que quiere Falcioni, eso ya da tranquilidad para todos.Matías Fabrizio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario