
Erviti, cada vez que jugó, con o sin Riquelme, lo hizo a más de 35, 40 metros del arco rival y sin participar en el circuito de juego.

Entre los refuerzos que el último año llegaron a Boca, sin lugar a dudas de quien más se esperaba era de Walter Erviti. Se soñaba con juntarlo con Riquelme, que tuviera el nivel fantástico del Banfield campeón, que volviera a juntarse con Falcioni y ganar, etc. Lo real es que el zurdo rara vez agarró la manija del equipo ante ausencia del 10 y tampoco se juntó con él cuando coincidieron.
Sin ir más lejos, Falcioni, que a gritos lo pidió, lo relegó en el banco y terminó optando por Somoza, Chávez y Colazo para acompañar a Riquelme. Cuesta entender por qué Erviti no llega al área rival y por qué no se hace cargo de la generación de juego. En el partido de ayer frente Arsenal, no se vio al 11 crear, buscar conexión con Mouche, habilitar a Palermo, tocar con Chávez. Juega, siempre, muy atrás, pegado a Somoza, o incluso a veces más atrás que el ex Vélez.
Era el partido ideal, ante el desgarro de JRR y la aparente chance de Erviti durante algunos partidos seguidos, para que se suelte y justifique su incorporación. Además, una cancha chica como la de Arsenal quizás permitía ir más arriba porque Somoza tendría menos espacio para cubrir. Pero no fue así. Tanto que, ante la necesidad de buscar la remontada, JC colocó en su lugar a Rivero, que en los papeles es menos ofensivo que él. Claro, con actitud y verticalidad, el Burrito fue más peligroso que el ex Banfield, en muchos menos minutos.
El próximo enfrentamiento de Boca será frente a Newell’s, en La Bombonera, el día domingo. Por lo visto en estos días, el desgarro de Riquelme le demandará algunos días más de recuperación, por lo cual, quizás, Erviti tenga otra oportunidad para demostrar el talento que exhibió en Banfield.
Matías Fabrizio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario