Una victoria trae otra victoria, decía Carlos Bianchi, y
también calma. Después de unas semanas convulsionadas por malos rendimientos y
por las crisis de los medios, Boca levantó marcadamente su nivel y, entre Copa
y campeonato, sumó siete puntos de los últimos nueve.
El Xeneize se acomodó.
Aparecieron individualidades, ráfagas colectivas y, sobre todo, el
temple que hacía falta. El Boca que arrancó el año no solo erraba pases y
goles, también se arrastraba en la cancha. Parece ser que ya no. En San Juan y
en La Bombonera, ante San Martín y ante Newell’s, el equipo fue claro ganador.
En el segundo partido goleó, en el primero debería haberlo hecho porque generó.
Y luego viajó a Cali, a jugar ante Deportivo, en un campo de juego complicado y
contra un equipo local que del primer minuto pegó y pegó. Nada que no haya
pasado en otros partidos de Copa, claro, pero estos colombianos hicieron foules
incluso poniendo en riesgo el arco propio. Ay si Boca fuera peligroso de pelota
parada…
El equipo se plantó bien en Colombia. Aunque Orión y los
palos salvaron alguna, fueron más las que tuvo Boca. Tevez erró una increíble
después de un lujo de Pérez y un gran enganche propio, el 8 tuvo algunas en las
que tardó en definir, más algún remate de afuera. Cubas, Molina y Bentancur,
los más chicos, cumplieron en una parada brava y Gago jugó su mejor partido en,
por lo menos, año y medio. El 5 pidió la pelota, administró los tiempos y dio
una mano importante en la recuperación de la pelota, llegando al área propia y
a los costados para quitar. De yapa, tres caños para el deleite. El Príncipe
Fernando como en su mejor época.
Faltó algo de compañía para el trío de ataque. Por una
paralítica brutal Lodeiro salió tempranísimo y uno de esos tres fue Pérez, que
no es enganche y, para peor, jugó más en la función que se le ve a Osvaldo
cuando no hay un armador: pivotear de espaldas, salir al costado, aguantar para
que Tevez llegue de frente. El Tucu Palacios sufre horrores la falta del
distribuidor y Chávez entró con su peor versión, la de chocar, querer correr
para adelante, y la imprecisión. ¿No estaba para jugar los últimos 10’ el Pachi
Carrizo? Con todo eso, Boca tuvo chances, pero se notó la ausencia de más gente
en ataque.
En épocas modernas, el Boca de Bianchi (el “Coco” Basile no
jugó Libertadores) no se desesperaba por estos partidos de fase de grupos. No
había un desgaste extremo para llevarse tres puntos en vez de uno, ya que aún
quedan 15 en juego y el Deportivo Cali debe venir a La Bombonera, donde el contexto
será otro. Bolívar exhibió un nivel bajísimo en el Cilindro ante Racing, así
que la historia será ganar la revancha
con los colombianos y medirse con la Academia para definir. Lo cierto, como
ayer decía un colega en redes sociales, es que mejor arrancar así, con partidos
bien de Copa, y no con más de un “Bolívar” en el grupo. Ahora se viene una
seguidilla brava: dos veces Racing, el Monumental y La Paz. Por suerte
jugadores y cuerpo técnico recuperaron el control.
La sección “Para el
hincha” es eso. Una sección para el hincha de Boca. De parte de otro hincha.
Uno que, simplemente, escribe en una página y habla en una radio, en lugar de
manejar un taxi, conducir una fábrica o ser empleado estatal. Es un lugar para
volcar sensaciones, opiniones, broncas y alegrías, y reflejar la identidad del
club, con pasión y chicanas, pero con autocrítica y respeto. Y sin Angelicis.
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