sábado, 26 de noviembre de 2016

Reflexiones sobre Fidel


Como era de esperar, tras la muerte de Fidel Castro se leyó de todo. Descontando el obvio derecho de cualquiera a dar su punto de vista, hay unos cuantos que parecen carecer de sentido ante la realidad histórica y actual de Cuba, y se quedan en el chiste forzado y la burla.

Dicen que ningún cubano va a leer los saludos del resto del mundo porque no tienen acceso a internet. En Argentina hay gente sin acceso a agua potable, cloacas y sistema eléctrico. En pueblos del norte pero también en villas en plena Capital Federal, a cuadras de grandes edificios luminosos. ¿Cuál de los dos está mal? Los cubanos no pueden darse lujo alguno, tienen lo justo y necesario, no les sobra nada. No viajan. Pero habiendo cientos de millones de muertos de hambre del mundo, en Cuba no hay ninguno. No tienen IPhones, pero el porcentaje de escolarización juvenil es de casi el 100%. Todos saben leer.

No eligen presidente, sino que es una dinastía egipcia. Al margen de ser falso (en Cuba hay un sistema electoral), ¿cuál es la crítica en concreto? ¿No poder elegir? ¿Qué ventaja social representa poder elegir entre, por ejemplo, Mauricio Macri y Daniel Scioli? ¿Entre Donald Trump y Hillary Clinton? La democracia que conocemos hoy en día es una gran farsa en la que, bajo la saludable mirada de que todos tienen el mismo derecho a votar, se van turnando diversos políticos en los lugares de poder, y rara, rarísima, vez estos son un fiel representante y defensor de las mayorías populares.

El embargo estadounidense existe desde hace decenas de años. En cada votación que en la ONU se realiza, hay más de 185 a favor de levantar este bloqueo y sobran los dedos de una mano entre los que votan en contra o se abstienen, que siempre son Estados Unidos, Israel y algún otro de la misma línea. Este año, de hecho, no tuvo negativas y estos dos países fueron las únicas abstensiones, contra 191 positivos. Así y todo, 60 años después, aún sigue vigente. Contra esto, contra la caída de la Unión Soviética a principio de los '90, también debieron luchar Fidel y sus compañeros.

Con el tiempo, por estos impedimentos impuestos y por decisiones propias (el Che Guevara siempre prefirió un línea de gobierno fiel a los principios revolucionarios marxistas, mientras que Fidel fue amigándose cada vez más con la URSS, incrementando la dependencia), la Revolución quedó en algún punto congelada, estancada. Como dice Galeano"la Revolución es lo que pudo ser y no lo que quiso ser, (...) el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose más alto y más ancho gracias al bloque imperial".

En lo esencial, ganó Fidel. En educación y en salud. Perdió en otras instancias, en lograr que Cuba sea autosustentable y más desarrollada industrialmente. Pero las batallas principales fueron suyas. También triunfó al morirse, en morirse a los 90 años, con su familia y en La Habana. Festejaron su muerte los que lo quisieron matar tantas veces. Festejaron sin saber que festejaban su propio fracaso, porque nunca pudieron con él.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Modelo de club

Para hablar de fútbol, hay que hablar de las formas. Adentro y afuera de la cancha. Los resultados son importantes, sí, para algunos lo más, para otros lo menos, pero en definitiva son sólo números. Hay que hablar de cómo jugó cada equipo. Jugar mal no desmerece una victoria, jugar bien tampoco la asegura, festejará el que ganó, pero la charla de café es sobre lo otro, sobre los "cómo". Y más allá de cómo juega cada jugador y cada equipo, está el "cómo" a nivel club.





Hoy en día el modelo de Boca es el de la inestabilidad. No, no la de la defensa, la del medio ni la del ataque. La inestabilidad de la línea de cal para afuera. La que sale de las oficinas de Brandsen. La línea que se viene bajando hace unos cuantos años es la de la puerta giratoria. Cada seis meses se van y vienen cantidades de jugadores. Se gastan fortunas, no se recibe tanto. Boca compra y compra, y al año ese jugador que valió un dinero importante se va a préstamo, queda sin lugar, juega en Reserva.

En Boca entra poca plata, entre otras cosas, porque no potencia a sus jugadores de inferiores como para luego venderlos (¿genera figuras vendibles?) y porque ya no hace negocio tampoco contratando jugadores jóvenes de equipos chicos para luego hacer una ganancia. Por el contrario, acá se estancan. Un periodista que cubre Boca decía una vez "ya no es negocio para los clubes del Interior hacer negocios acá (por ej, vender un 50% a para que el Xeneize potencie al jugador y luego vender el 50% restante) porque se queman".

Pero esta es discusión para otro momento. El asunto es la inestabilidad dirigencial (con una parte de la culpa correspondiente a los cuerpos técnicos). El 1ro de noviembre del 2015 Boca le ganó 1-0 a Tigre y salió campeón del Campeonato 2015 una fecha antes. De los 14 que jugaron ese día sólo quedan seis: Peruzzi, Tobio, Cubas, Pablo Pérez, Tevez y Bentancur. Tres días después fue la final de la Copa Argentina ante Rosario Central: de los 14 quedan cinco, no jugó Cubitas ese día. Tampoco sigue el cuerpo técnico, despedido cuatro meses después de este bicampeonato.

La norma viene siendo la autodestrucción, básicamente. Se tira a la basura lo que parece que no sirve. No importa si Boca hace un año ganó dos torneos, hay que depurar. Hay situación de crisis permanente. De alarma. Sara tuvo culpa en un gol y hay que traer otro en diciembre. Tobio no agarró ese rebote y hay que comprar un 2. Benedetto es un 9 con juego y goles, y se lo pagó millones, pero como no viene bien, a fin de año hay que pensar en Wanchope. La locura del hincha también juega, algunos como Andrés Chávez y Marcelo Meli pasaron muy rápido de ser aplaudidos a ser prescindibles y olvidados. 

Boca está cuarto en la tabla de los promedios, en una sumatoria de puntos desde el Transición 2014 hasta el corriente. 130 unidades suma el Xeneize, contra 136 de Estudiantes, Racing y San Lorenzo, que coinciden en el primer lugar. ¿Esta regularidad no amerita sostener una base de jugadores? ¿Si la gran crítica es que estos jugadores no ganan los partidos importantes, y no que no ganan nunca, por qué cambiar y cambiar en vez de pulir y buscar el éxito con paciencia? Bianchi armó un equipo copero con algún refuerzo, pero mayormente porque trabajó durante más de un año en la gestación de esa mística, o como se lo quiera llamar. ¿No puede trabajar con tranquilidad Guillermo y ser campeón en junio del torneo local?

"Le han lavado la cabeza al hincha, antes se hablaba de fútbol y ahora se lamenta por los millones que no ingresan a Boca sin jugar la Libertadores", dice otro periodista que del Xeneize y del Tano sabe bastante. Vaya que sí. Los mejores ciclos en la historia de Boca arrancaron sin jugar Copa Libertadores. No es que sea positivo no jugarla, claro, sino que hay historia, hay jugadores, hay títulos que acreditan grandes momentos del club de la Ribera en años que no jugó esta bendita competencia. ¿Obsesionarse con la Copa que se ganó seis veces? ¿No es absurdo? Es cierto que Carlos Bianchi y Alfio Basile arrancaron con éxito desde el vamos, lo cual facilitó todo.

Sí, los medios juegan su (gran) parte. Ante una derrota se duda de la continuidad de Guillermo y de Tevez de manera inmediata. O se habla de los refuerzos que no vinieron y van venir. El foco nunca está en el presidente. San Lorenzo logró jugar la Supercopa Argentina cuando Boca era campeón de los dos torneos que clasificaban a la misma, en vez de que no se juegue. Esa Copa daba pase a la Sudamericana 2016, y Angelici lo dejó pasar. Hoy salió por los canales a avisar que tiene la idea de inventar una nueva copa en caso de que a Boca y River no los "hagan participar" en la Sudamericana 2017.

Siempre, pero siempre, la mira del presidente de Boca está descalibrada. Bah, no, está bien colocada, sólo que su foco nunca es el club que preside. Es la rosca en AFA, Conmebol y FIFA, más sus funciones oficiales y extraoficiales en el gobierno nacional. Hoy en día, por ejemplo, una de sus luchas es la de insertar las Sociedades Anónimas Deportivas en reemplazo de los clubes sociales y atléticos. Él en Boca lo viene probando: cada vez menos lugar al socio en el día a día, prioridad a turistas, carteles en inglés, palcos de lujo en detrimento de la cantidad de populares, recorte presupuestario a los deportes que no son fútbol. O sea, que los clubes ya no sean más de los socios sino de empresarios. Para favorecer el capital privado, lógico.

martes, 1 de marzo de 2016

Lo hizo de nuevo

Con dos partidos determinantes en menos de una semana, Boca se quedó sin DT. Como a mediados del 2014, con Carlos Bianchi, Daniel Angelici despidió al entrenador por teléfono. A tres meses y siete partidos oficiales de renovar por año y medio, Rodolfo Arruabarrena no trabajará más en Boca. Un nuevo papelón, un nuevo ídolo maltratado por esta gestión.



No sorprende, porque este es la forma de manejarse de Angelici. Vive de viaje, entre reuniones de AFA (donde a pesar del supuesto rechazo a Tinelli, cada vez se lo ve más cerca a Lammens) FIFA y su aporte al gobierno nacional, y a duras penas ve por tele a su club. Se acerca a poner la cara cuando tiene que sacrificar a alguien para salvarse él. Eso le hizo al Vasco, el DT que se jugó un pleno por él en las últimas elecciones, a costas de ganarse el rechazo de un grueso de la hinchada; el DT que le dio los dos títulos de su gestión (la Copa Argentina 2012 fue con DT y plantel heredados de la presidencia de Ameal), el DT al que le renovó el contrato hace tres meses. Y lo sacrificó por teléfono, además.

Boca fue campeón dos veces en noviembre, es sabido, jugando irregularmente. A veces bien, a veces mal, ganando más por individualidades que por nivel colectivo. Podría haberse desprendido de Arruabarrena el 31 de diciembre, cuando el contrato del Vasco vencía. Decidió renovarle y darle revancha en la Copa Libertadores. No esperó ni al primer partido copero para empezar a empujarlo. Porque el ex 3 se despidió esta mañana, con una final perdida ante San Lorenzo de la peor manera, con una derrota de local ante Atlético de Tucumán y, por último, con otro traspié ante Racing, sin embargo las movidas de piso empezaron días antes del 0-4 en la Supercopa. ¿Los amistoso del verano pesaron tanto? ¿Qué cambió luego? Si después de esa seguidilla de malas vinieron dos victorias por torneo local y un empate bien logrado en Cali, ¿es lógico echarlo en la primera que pierde? ¿Lo sostuvo con la condición de que no vuelva a perder nunca jamás? Absurdo.

Al DT que venga, aparentemente Guillermo Barros Schelotto, le irá bien, por el plantel que tiene Boca. Campeón es uno solo, claro, pero el Xeneize va a estar en la pelea. Lo malo de que sea un ídolo como el Mellizo es que se trata de otro tipo queridísimo por los hinchas que, junto con su firma en el contrato, pone la cabeza en la guillotina de Angelici, que con tal de seguir ejerciendo su militancia en el PRO desde la oficina en la que han convertido al club más popular de Argentina, seguirá sacrificando gente, para así mantener su cuota de poder. Han sido víctimas tipos enfrentados a ellos, como Riquelme y Bianchi, y lo ha sido uno totalmente encolumnado como el Vasco. Pasan los jugadores, pasan los directores técnicos, pero los dirigentes siempre ganan.



La sección “Para el hincha” es eso. Una sección para el hincha de Boca. De parte de otro hincha. Uno que, simplemente, escribe en una página y habla en una radio, en lugar de manejar un taxi, conducir una fábrica o ser empleado estatal. Es un lugar para volcar sensaciones, opiniones, broncas y alegrías, y reflejar la identidad del club, con pasión y chicanas, pero con autocrítica y respeto. Y sin Angelicis.

jueves, 25 de febrero de 2016

Etapa de control

Una victoria trae otra victoria, decía Carlos Bianchi, y también calma. Después de unas semanas convulsionadas por malos rendimientos y por las crisis de los medios, Boca levantó marcadamente su nivel y, entre Copa y campeonato, sumó siete puntos de los últimos nueve.

Foto: www.argnoticias.com

El Xeneize se acomodó.  Aparecieron individualidades, ráfagas colectivas y, sobre todo, el temple que hacía falta. El Boca que arrancó el año no solo erraba pases y goles, también se arrastraba en la cancha. Parece ser que ya no. En San Juan y en La Bombonera, ante San Martín y ante Newell’s, el equipo fue claro ganador. En el segundo partido goleó, en el primero debería haberlo hecho porque generó. Y luego viajó a Cali, a jugar ante Deportivo, en un campo de juego complicado y contra un equipo local que del primer minuto pegó y pegó. Nada que no haya pasado en otros partidos de Copa, claro, pero estos colombianos hicieron foules incluso poniendo en riesgo el arco propio. Ay si Boca fuera peligroso de pelota parada…

El equipo se plantó bien en Colombia. Aunque Orión y los palos salvaron alguna, fueron más las que tuvo Boca. Tevez erró una increíble después de un lujo de Pérez y un gran enganche propio, el 8 tuvo algunas en las que tardó en definir, más algún remate de afuera. Cubas, Molina y Bentancur, los más chicos, cumplieron en una parada brava y Gago jugó su mejor partido en, por lo menos, año y medio. El 5 pidió la pelota, administró los tiempos y dio una mano importante en la recuperación de la pelota, llegando al área propia y a los costados para quitar. De yapa, tres caños para el deleite. El Príncipe Fernando como en su mejor época.

Faltó algo de compañía para el trío de ataque. Por una paralítica brutal Lodeiro salió tempranísimo y uno de esos tres fue Pérez, que no es enganche y, para peor, jugó más en la función que se le ve a Osvaldo cuando no hay un armador: pivotear de espaldas, salir al costado, aguantar para que Tevez llegue de frente. El Tucu Palacios sufre horrores la falta del distribuidor y Chávez entró con su peor versión, la de chocar, querer correr para adelante, y la imprecisión. ¿No estaba para jugar los últimos 10’ el Pachi Carrizo? Con todo eso, Boca tuvo chances, pero se notó la ausencia de más gente en ataque.

En épocas modernas, el Boca de Bianchi (el “Coco” Basile no jugó Libertadores) no se desesperaba por estos partidos de fase de grupos. No había un desgaste extremo para llevarse tres puntos en vez de uno, ya que aún quedan 15 en juego y el Deportivo Cali debe venir a La Bombonera, donde el contexto será otro. Bolívar exhibió un nivel bajísimo en el Cilindro ante Racing, así que la historia será  ganar la revancha con los colombianos y medirse con la Academia para definir. Lo cierto, como ayer decía un colega en redes sociales, es que mejor arrancar así, con partidos bien de Copa, y no con más de un “Bolívar” en el grupo. Ahora se viene una seguidilla brava: dos veces Racing, el Monumental y La Paz. Por suerte jugadores y cuerpo técnico recuperaron el control.


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jueves, 11 de febrero de 2016

Todo de Boca

En la derrota de ayer, no hay culpas ajenas. Apenas el mérito de un San Lorenzo contundente que se mostró sólido y efectivo para abusarse de los horrores del Xeneize. Boca, en esta Supercopa, no generó un posible triunfo en ningún momento.



Cuesta entender lo que está pasando en este inicio de año en Boca. Fue bicampeón sin jugar demasiado bien, pero bicampeón al fin, y luego partido a partido se empezó a ver una involución en el nivel futbolístico y actitudinal del equipo. Lo de ayer fue un extremo. Por el resultado, por ser una final, por el rival, fue una de las peores derrotas de la historia. El Xeneize ha perdido alguna vez por un número más abultado, pero no un partido para ser campeón. No se puede jugar así una instancia decisiva. Desde el vamos, con un esquema ilógico en relación a los nombres que lo formaban, más un bajísimo nivel individual, Boca sufrió la final contra San Lorenzo. Porque si entraba el mano a mano de Tevez, y el Ciclón se iba de rosca en la búsqueda del empate, la goleada podía ser a favor, pero hubiera sido injustificado desde lo futbolístico.

Se puede jugar con tres en el fondo, claro que sí. De hecho, uno puede armar el esquema con un cubilete y dados, al azar, siempre y cuando después en cancha haya nombres (y niveles) para llevarlo a cabo. Jugar con tres defensores es para avasallar al rival, como la primera época de la selección de Marcelo Bielsa; para pararte decididamente atrás, que esos tres sean realmente cinco y jugar a la contra; o bien con un mediocampo de muy buen pie, y utilizar a los carrileros como extremos lanzados al ataque, como el Brasil 2002 (tres defensores, Cafú y Roberto Carlos). Boca no llevo a cabo ninguna de estas opciones: tuvo la pelota pero entre los centrales y sólo llegó a través del pelotazos del Cata Díaz (el más claro del equipo), intentó jugar adelantado en el campo, llevando los centrales al medio, y solamente Pablo Pérez y Carlos Tevez eran los que podían generar algo de juego.

¿Hacía falta, Vasco, poner a Cubas y a Meli si atrás ya hay tres centrales esperando? Otra vez, bienvenido (al margen de si gusta o no, claro) tirarse atrás, pero ayer Boca no hizo eso, intentó atacar con un once inicial en el que más de dos tercios eran de corte defensivo. ¿Tres centrales y dos laterales? Genial, pero con Gago, Pérez y Lodeiro, que haya movilidad y se lance a los de afuera. Los arreglos fueron desarreglos, no pareció tener mucho sentido que, la ingresar Osvaldo y Gago, sigan en cancha los tres centrales siendo el Cata el más abierto por derecha. Tanto este doble cambio en el entretiempo como el de Lodeiro por Chávez significaron cambios en la táctica, y más confusión que solución.

No hay demasiada lógica en cambiar la base campeona. Sí, Boca no terminó jugando muy bien, ganó los dos títulos por el peso de las individualidades que hoy no aparecen, etc. Pero pasar de un clásico 4-3-1-2 con intérpretes adecuados a poner en una final un esquema que sólo en un amistoso probó, tiene poco sentido. El de ayer fue el peor partido de Arruabarrena como DT de Boca. De su equipo sin dudas, pero también el peor del entrenador, la derrota de la que parece ser más responsable de todas.

Ya lo dijo Tevez: hay 7 u 8 jugadores, entre los que él acertadamente se incluye, que están muy bajos. Lodeiro, los delanteros, Pérez, Meli. A Cubas se lo vio muy solo en el medio, como para argumentar en su favor, pero también estuvo muy impreciso con la pelota. Orión tardó fortuna en salir en el segundo gol, Gago de movida empezó a fastidiarse y dejar huecos en defensa, Osvaldo sólo en su pase a Meli mostró algo, Peruzzi casi nunca llegó al fondo en los primeros 45 minutos y Silva todavía no le llamó la atención al Tata Martino. En síntesis, ningún jugador de Boca se salva en este comienzo, salvo momentos de alguno. Muy claro el 10 en la zona mixta: faltan ganas y actitud. Pero ojo, las ganas y actitud, por ejemplo, que hacen que los once jugadores del Barcelona estén 90 minutos corriendo, buscando desmarcarse y ser opciones de pase. La alegría. Las ganas de jugar, de pedir la pelota, de participar. Eso le falta a Boca, el placer de estar adentro de la cancha.

Algunos creen que esta derrota no puede no dejar huella. Puede ser, fue muy dura en varios aspectos. No obstante, hay una discusión a darse antes de sentenciar continuidades. Bien o mal, Arruabarrena fue bicampeón en noviembre y luego su contrato finalizó. Si la dirigencia resolvió renovarle, es porque confía en su capacidad. Por ende, echarlo ahora significa que un puñado de amistosos y UN partido importante anulan todo lo bueno que puede haber hecho antes el Vasco para seguir. Vaya y pase aceptarle una renuncia, pero un presidente que despide a un DT en estas condiciones (tras ganar los únicos títulos de su gestión), debe irse con él.


Después hay otra discusión, y es figurita repetida. El que gana siempre, vuelve a ganar. Oportunamente su cuadrilla de periodistas repartidos por los distintos medios ya preparó el terreno para que el presidente ejecute. Porque Boca ha perdido una final de la peor manera, pero las aparentes dudas sobre la continuidad del Vasco están dando vueltas hace por lo menos 10 días. ¿Qué terreno? Claro, si Angelici resuelve echarlo, es porque el ciclo no daba para más, a pesar de haberse renovado hace dos meses. Si Boca ganaba y el Vasco seguía, Angelici era el bueno de la película, defendiendo a su DT contra viento y marea. Los dirigentes no pierden nunca, dijo Riquelme, están cuatro años pase lo que pase. Y encima acá son cuatro más. Se lo hicieron a Bianchi, a quien nunca quiso el presidente, y se lo van a hacer a Arruabarrena si no endereza pronto la nave. ¿Estará arrepentido el Vasco de tanto “si no gana Angelici no sigo”?


La sección “Para el hincha” es eso. Una sección para el hincha de Boca. De parte de otro hincha. Uno que, simplemente, escribe en una página y habla en una radio, en lugar de manejar un taxi, conducir una fábrica o ser empleado estatal. Es un lugar para volcar sensaciones, opiniones, broncas y alegrías, y reflejar la identidad del club, con pasión y chicanas, pero con autocrítica y respeto. Y sin Angelicis.

lunes, 25 de enero de 2016

¿Futbolistas o modelos a seguir?

Es una discusión que se dio mil veces, y una más. El superclásico del sábado en Mar del Plata fue simplemente otro ejemplo. ¿Los jugadores generan violencia desde adentro de la cancha? ¿Dos hinchas se van a pelear en la tribuna porque dos tipos se pelearon en el campo de juego? Mejor apuntemos el debate a donde corresponde: ¿por qué miramos a los deportistas como algo más que eso?


Pasó lo que pasó el fin de semana y se llenan páginas y redes sociales de indignación y rechazo. Como si nunca nadie jamás en la vida se ha peleado jugando al fútbol. ¿Tan terrible es que jugadores de equipos rivales se golpeen? La explicación que más se ve es que eso genera violencia. Si un joven de 14 años se agarra a piñas porque vio por tele al 10 de su equipo hacerlo, la culpa no es del 10. Es del padre del chico. Tenemos que dejar de creer que los deportistas, particularmente los futbolistas, son algo más que eso. Viven, les pagan y se entrenan para jugar, en este caso, al fútbol. Y punto. Todo lo demás es un invento de los medios y del hincha (y muchas veces el jugador lo impulsa si le conviene mediáticamente, claro).

Empecemos a “idolatrar” solamente los domingos por la tarde y no de lunes a lunes, de sol a sol. Cuando termina el partido, la conferencia de prensa y vuelve el micro a la concentración, los jugadores vuelven a ser personas comunes, con sus problemas personales, sus locuras y sus estupideces. Pueden y deben hacer lo que se les cante, respetando sí ese abstracto que es la imagen del club que los contrata, tal vez, y nada más. Distinto es el tema de los gestos a la tribuna rival, que también los hay, eso puede ponerse en tela de juicio y ahí alguno retrucará con que los jugadores son insultados permanentemente durante el partido. Esa discusión es otra y para otro momento. Acá la idea es puntualizar en las agresiones equipo contra equipo.

¿Se agarraron a piñas? Fenómeno, que se apliquen la sanción que y tema cerrado. Eso acá es utópico también, porque en la era del reality es impensado que medios y público toleren que todo quede en la cancha, como podía pasar quizás en otra época. Todos esperamos que los mejores rounds de la pelea sean afuera de la misma, no a las piñas sino con los micrófonos. El ideal parece ser que adentro de la cancha sean todos prolijitos y se destrocen afuera cuando hablan con la prensa. Y el que tire la chicana más divertida o la acusación más fuerte, es el ganador. ¡Hasta parece sano que vuelen un par de piñas!

Los nenes copian, es cierto. Ahora, habría que preguntarse si están copiando a Tevez y Maidana o si la imitación es al padre, cuando juega debajo de la autopista con los compañeros de trabajo. Porque, es sabido, el que dice que nunca participó o vio una pelea en un fútbol 5 híper informal y amateur, miente. Si se pelean dos oficinistas que apostaron cuatro gaseosas y juegan para divertirse, ¿cómo no se van a pasar de rosca esos que “apuestan” muchísimo más, tienen la presión de cientos de miles y están en el ojo de todos los medios? Es absurda esa lógica de que “deben comportarse”. Alguno puede responder con los sueldos de los jugadores, con la responsabilidad: repito, idolatremos los domingos a la tarde y punto. Los futbolistas, salvo excepciones, están de paso en los clubes. Y no es su rol el de educar.

Hoy en día, por la dinámica que tiene el fútbol moderno, con Argentina exportando permanentemente y clubes europeos de ligas de hasta segundo o tercer nivel (y se podría sumar México, EEUU y China a la lista) comprando a los mejores, a los buenos y a los más o menos, cualquier jugador que debuta está a unos 15 partidos buenos de ser millonario y “estrella”. Ya no se espera que jueguen bien un par de años para dar el salto, los vienen a buscar bien de pichones. Ese mismo apuro es el que hace que por un pase gol el jugador sea tapa de todos los diarios. Y también va a ser tapa cuando no concrete las expectativas y todos los tilden de fracasado. Medios e hinchas endiosamos y matamos al mismo jugador con semanas de diferencia. Y con toda esa anormalidad absoluta, también pretendemos que sean ejemplos de buenas costumbres. Ojo, eso sí: que sea buen tipo, ¡pero que a ese hijo de puta no se le ocurra perder el domingo!