El Barça es el mejor equipo del mundo desde la llegada de Guardiola (que le dio identidad, perdida durante la última etapa de Rijkaard) saben a lo que juegan y desde Víctor Valdés hasta Pedro y Bojan, lo cumplen. Nunca resignan salir tocando del fondo ni atacar y salir a ganar desde el primer minuto y en cualquier lado.
El club catalán es el mejor equipo del mundo porque tiene un capitán acorde a eso. Carles Puyol juega de 2, de 6, de 4, siempre de siete puntos para arriba. Corre, marca, mete los 90 minutos, traba con la cabeza, no para un minuto.
Los Blaugranas son los número 1 porque sus defensores están a la altura de las circunstancias. Daniel Alves desborda todo el partido, entra al área tocando con Messi como si se conocieran de chiquitos. Rafael Márquez juega de central o de 5 con igual eficacia, como si fuera dueño del Camp Nou. Abidal es otro como Alves, cada vez que se proyecta deja un zurco por la banda izquierda. Yayá Toure es volante central pero Guardiola lo mandó a la cueva por necesidad, y el negro es una muralla. Lo mismo Piqué, otro que es impasable.
Pero, a mi entender, el Barcelona es el mejor equipo del planeta porque en el mediocampo tiene a dos chiquititos (que no son Messi, Maradona o Pelé) que juegan como si fueran dos gigantes. Son el alma del equipo, el ADN. Reciben, la pasan, la van a buscar, entran tocando y, fundamentalmente, no se preocupan por salir en diarios y revistas, o dar entrevistas. Son jugadores de fútbol y se preocupan sólo por eso. Xavi e Iniesta, dos de los mejores cinco o seis jugadores del mundo.
Todos estos jugadores, además de los suplentes y el cuerpo técnico, forman el mejor equipo del mundo porque, justamente, son un equipo. Que juega lindo, que divierta, que gana. No dependen de uno, sino de todos, al margen de lo que los diarios y las grandes multinacionales, con sus publicidades, muestren.
por Matías Fabrizio, para Es Lo que Hay
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