Como es habitual, Micky Rodríguez tocó "Fijate" y acto seguido Tavo Kupinski cantó "Sudestada", dedicada a su amigo Pity, ex guitarrista del grupo. Y para sorpresa de varios, luego de unos minutos de oscuridad, se prendieron las luces y allí estaba "La Chilinga", la banda de percusión formada por el ex baterista de Los Piojos, Daniel Buira. Luego de tocar "Verano del '92", Roger Cardero le cedió la batería a Dani para que toque "Cruel" y "Desde lejos no se ve". Otro tema que estuvo bien arriba fue "El Farolito": absolutamente todo el estadio estuvo saltando, tanto el campo como la popular y la platea.
El momento de mayor dolor y melancolía fue cuando Ciro presentó a uno de los cientos de miles de fans que mandan emails a la banda. El muchacho subió al escenario y frente al público leyó su correo, donde agradecía a Los Piojos por estos 20 años, por hacerlo recorrer el país, por conocer gente de todos lados, por ser el motor que lo hacía seguir adelante. Acá fue cuando, por primera vez, a muchos se les cayeron las primeras lágrimas de la noche. También pasó esto mientras sonaban temas emotivos, como "Pacífico" (que el cantante dedicó de parte de la banda a todos los piojosos) y "Todo Pasa".
Se despidieron Los Piojos, una de las bandas más emblemáticas y populares de la historia del rock argentino. Desde el Palomar, surcando el Maldonado para allá, entraron a nuestra ciudad como fantasmas, haciendo arder Babilonia, y así fueron juntando millones de seguidores a lo largo del país. Millones de seguidores fieles, muchos que ayer vinieron desde Chaco, Rosario, Formosa, Córdoba, Mendoza, etc. Nada los detuvo, ninguna ciudad. Habrán venido en auto, en micro o quizás colgados de un tren, como racimos. Como sea, estuvieron acompañando al conjunto en su, por ahora, último Ritual.
Dale, piojoso, no llores, dale. A pesar de esta profunda tristeza, yo sé que vendrán buenos tiempos, porque no nos va a sorprender volverlos a ver en algún aviso, en la televisión o en un diario. Mientras tanto, fijate sino, habrá que trazar un nuevo sendero para correr, para que todo pase, esperando el día en que se vuelvan a juntar.
por Matías Fabrizio, para Es Lo que Hay
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